33 días de preparación
Introducción:
El Papa Benedicto XVI tiene unas palabras maravillosas que nos ayudan a comprender el amor de Dios hacia nosotros manifestado en el sagrado Corazón de Jesús, que es su infinita Misericordia. Dice el Papa que “En el lenguaje bíblico el «corazón» indica el centro de la persona, la sede de sus sentimientos y de sus intenciones. En el corazón del Redentor adoramos al amor de Dios por la humanidad, su voluntad de salvación universal, su infinita misericordia. El culto a la Divina Misericordia y al Sagrado Corazón de Cristo significa, por tanto, adorar a ese Corazón que, después de habernos amado hasta el final, fue traspasado por una lanza y desde lo alto de la Cruz derramó sangre y agua, manantial inagotable de vida nueva”.
Con gozo nos queremos abrir a ese manantial inagotable de infinita Misericordia para recibir de Él bendición y protección, sanación y liberación. Que estos 33 días que comenzamos sean una profundización en nosotros mismos para ver nuestra pobre y miserable realidad y fortalecernos con esa insondable Misericordia Divina que todo lo renueva, restaura y hace nuevo. Pedimos a María nuestra amadísima Madre para que desde ya nos cubra y proteja con su manto Virginal e impida que el maligno interfiera o interrumpa este camino que iniciamos.
Un fuerte abrazo y con ánimo y gozo comenzamos nuestro recorrido para experimentar y conocer la Divina Misericordia de este nuestro Dios Padre Bueno.
Saludo inicial del Padre Eliseo De Egea Gil, Fundador de La Fraternidad del Cordero de la Divina Misericordia.
Audio día 1
TEMA I: ORIGEN DE LA MISERICORDIA
Día 1: Encuentro Divino con mi miseria:
“(50) + Hoy el Señor me dijo: Hija Mía, deleite y complacencia Mía, nada Me detendrá en concederte gracias. Tu miseria no es un obstáculo para Mi misericordia. Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia e [invita] a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas. En la cruz, la fuente de Mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he excluido a ninguna”. (Diario 1182)
PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
¿Por qué me preocupa mirar más mi miseria, pero no confío plenamente en la Misericordia del Señor?
¿Por qué no confío en la Misericordia del Señor en los momentos difíciles?
ORACIÓN DE SAN JUAN PABLO II
Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador, te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre. Inclínate hacia nosotros, pecadores; sana nuestra debilidad, derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra experimenten tu Misericordia, para que en ti, Dios uno y trino encuentren siempre la fuente de esperanza. Padre eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén.
MEDITACIÓN PARA LA HORA DE LA DIVINA MISERICORDIA.
DIARIO
“Hija Mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas (125) tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad. Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso”. (Diario nº1541).
“Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que, en ese momento, se abrió de par en par para cada alma” (Diario, 1572).
SÚPLICAS:
Oremos con el corazón por la conversión de los pecadores, para que se dejen tocar por el Amor del Señor y acepten generosamente su Misericordia.
Pidamos la gracia de abrirnos a la Misericordia del Señor en los momentos difíciles de nuestra vida.
EN UN CUADERNO, ESCRIBO:
• Primera columna: mis faltas cometidas
• En la segunda columna: mis heridas y dolores.
• Al terminar la jornada: me pongo en la presencia del Señor, bajo la luz del Espíritu Santo y la protección de la Santísima Virgen María para evaluar mi vida:
– He cumplido mis propósitos del día de hoy, conforme a la voluntad del Señor.
– He hecho al menos una obra de Misericordia, tanto corporal como espiritual.
Bendigo el día, doy gracias al Rey de Misericordia y firmo en mi corazón: “Jesús, en ti confío”
A las tres continuamos con el rezo de la Coronilla a la Divina Misericordia
Si Usted dispone de más tiempo y quiere rezar a lo largo del día, en este enlace encontrará distintas oraciones por tramos horarios.