“El inefable don de la Eucaristía explicado paso a paso” 7ª parte
Escuchar la Palabra es lo mismo que recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor. Todo depende de la fe que pongamos en esa Palabra, es hacer la comunión con Jesús, llenarnos de su Espíritu y de su vida, porque, como ya hemos dicho, Dios se entrega a nosotros a través de su Palabra. Si nos acercamos a comulgar con devoción y con fe, de la misma manera hemos de escuchar la Palabra. Y no escuchamos la Palabra, para transformarla en nuestras ideas, y o sólo para admirar lo que Dios nos dice… Escuchamos para dejarnos transformar por la fuerza del espíritu de Dios que se nos comunica a través de lo que oímos. Si, después de escuchar la Palabra, nos quedamos igual y seguimos con la misma vida, es una señal clara de que hemos oído, pero no hemos escuchado la Palabra. Se acaba la proclamación del Evangelio con estas palabras: Por el Evangelio que hemos leído, son destruidos nuestros pecados.