«El inefable don de la Eucaristía explicado paso a paso» 2ª parte
Después de hacer la señal de la cruz, el sacerdote, en la Misa, invita a todos los asistentes a prepararse para la celebración, reconociendo, en silencio, sus pecados y pidiendo perdón al Señor, con el “yo confieso…” o con “Señor, ten piedad…” ¿Qué quiere decir el acto penitencial? Que las personas que asisten a la Eucaristía han de estar dispuestas y poner todo lo que esté de su parte, para cambiar su vida. Asistir a la Misa, y quedarse igual, sin cambiar la vida, es utilizar la Eucaristía para sentirnos bien y quedar ante los demás como buenas personas. Una persona que está haciendo sufrir a los demás, y no se plantea cambiar, no debe asistir a la Misa. Un empresario que está explotando a sus trabajadores y no quiere darles lo que les corresponde, es mejor que no vaya a Misa. Primero que haga justicia y después que vaya a Misa; o que salga de Misa dispuesta a darles lo que les corresponde y les devuelva lo que les ha robado… Antiguamente, la persona que no quería cambiar su vida, se la excomulgaba, se le prohibía que asistiera… Hasta que no se veía que había cambiado, no se le dejaba entrar… Hoy aunque se deje a todos entrar, el que no quiere cambiar está profanando la Eucaristía….