SALMO 2: El rey davídico, figura del Mesías
La rebelión de los reyes vasallos
2:1 ¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
2:2 Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Ungido:
2:3 «Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo».
El Señor, defensor de su Ungido
2:4 El que reina en el cielo se sonríe;
el Señor se burla de ellos.
2:5 Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
2:6 «Yo mismo establecí a mi Rey
en Sión, mi santa Montaña».
Los privilegios del Rey
2:7 Voy a proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: «Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.
2:8 Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra.
2:9 Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla».
Advertencia contra los rebeldes
2:10 Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
2:11 Sirvan al Señor con temor;
2:12 temblando, ríndanle homenaje,
no sea que se irrite y vayan a la ruina,
porque su enojo se enciende en un instante.
¡Felices los que se refugian en él!
Los Salmos que San Pascual Baylón leía,eran los mismos que leía Jesucristo
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