La Milicia de la Inmaculada es un modo de vida cristiana, de los muchos que propone la Iglesia , para nuestra conversión personal y así llegar a ser santos.
La raíz y fundamento es la entrega total a La Virgen Inmaculada, a través de su Consagración a Ella.
Por la Consagración a la Inmaculada pasamos a ser total pertenencia suya.
San Maximiliano Kolbe,al igual que muchos santos, antes y después que él, no encontró un mejor y más seguro camino para llegar y pertenecer a Jesucristo que el de la entrega total y sin condiciones a la Virgen María.
Por tanto nos consagramos a María porque nuestro fin último es amar y entregarnos a Jesucristo y hacer que todos los hombres le amen y se entreguen a Él.
!Atrévete tú también a entregarte por entero a La Inmaculada!
Fuente: http://www.miliciainmaculada.org/
Biografía de San Maximiliano María Kolbe
Fuente http://www.pazybien.org/mi/
El 17 de febrero de 1941, la Gestapo arrestó al Padre Kolbe y a otros cuatro compañeros y los enceró en la terribel cárcel nazi de Pawiak. La despedida del Santo es serena y tranquila: «No os alarméis. Voy a servir a la Inmaculada en otro Campo de Misión». Aquí experimentará de primera persona en el odio a la Iglesia y a Los Católicos.
Cinco días después del arresto, en una de las Inspecciones de la celda, al verle el jefe de sección vestido con el hábito religioso y el Crucifijo del que cuelga la corona franciscana, se le acerca y agarrando y tirando del crucifijo, le grita: «¿Y tú crees en esto?«. A lo que el Padre Kolbe responde: «¡Creo, y cómo!«. El jefe le abofetea, pierde la compostura y abofetea al Santo tantas veces como quiere. A la pregunta sobre su Fe obtiene siempre la misma respuesta del Fraile-Prisionero. El Santo coge El Rosario entre las manos y tranquiliza a sus compañeros de celda: «¡No hay ninguna razón para irritarse así.Es una tontería, todo por la Virgen Inmaculada!».
refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima,
a quien Dios confió la economía de la misericordia.
Yo (n.n) pecador indigno, me postro ante ti,
suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y
posesión tuya.A ti, Oh Madre, ofrezco todas las dificultades
de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad.
Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva,
para cumplir lo que de ti ha sido dicho:
«Ella te aplastará la cabeza» (Gen 3:15), y también:
«Tú has derrotado todas las herejías en el mundo».
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas
me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria
en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo,
aumento en cuanto sea posible el bienaventurado
Reino del Sagrado Corazón de Jesús.
Donde tú entras oh Inmaculada, obtienes la gracia
de la conversión y la santificación, ya que toda gracia
que fluye del Corazón de Jesús para nosotros,
nos llega a través de tus manos».Ayúdame a alabarte, OH Virgen Santa
y dame fuerza contra tus enemigos.»
VER: Medalla Milagrosa y Santa Catalina Labouré 